lunes, 19 de mayo de 2008

Que hermosa es la lluvia.

¡Que hermosa es la lluvia!, ¿no es verdad?.
Es una tarde de otoño y el clima está perfecto para una taza de sopa bien caliente. Así es que salí del local (aprovechando la hora de colación) y me dirigí al supermercado en busca de una sopita instantanea.

El viento golpeaba a ratos muy fuerte y una leve y grata llovizna mojaba mi rostro.
No quise regresar inmediatamente al local y emprendí el rumbo hacia la plaza que está a dos cuadras de mi trabajo.

Mientras caminaba, recordaba esas tardes de invierno, en las que parandome en la punta de los pies y aferrandome con fuerza al borde de la ventana de mi cuarto,para poder ver hacia fuera; veía como las gotas de lluvia caían al suelo formando posas y posteriormente cada gota formaba una burbujita, gota tras gota , y así pasaba largo rato contando las burbujitas que se iban formando y deshaciendo sin cesar, una y otra vez. Al tiempo que se empañaba el vidrio de la ventana con el calor de mi respiración.

Permanecía así por largo rato contemplando lo que para mí (en mi imaginación de niño de 6 años) eran como barquitos en el mar; Hasta que se me entumecian la punta de la nariz y los dedos de las manos. Claro que esto no era impedimento para mí, ya que si no hubiese sido por mi madre que me obligaba a retirar de la ventana(argumentando que me iba a resfriar y me tendrian que llevar al doctor...)me hubiese quedado en aquel lugar toda la tarde.

En algunas ocaciones mi hermano mayor, con una hoja de cuaderno, realizaba un pequeño barquito de papel. El cual a pesar de la lluvia salía a depositar sobre la posa más grande que se hubiera formado para que yo pudiese verlo desde la ventana. ¡Que nostalgia! recuerdo esos momentos como si fuese ayer. De pronto el viento soplaba con fuerza y el barquito se desplazaba de un extremo al otro en medio de ese inmenso mar, luego volvia hacia el centro y otras veces hacia los lados, sorteando las gigantescas olas que provocaban las gotas de lluvia al caer sobre el agua. ¡Ya hubiese querido tener la facultad para transportarme y colocarme sobre el barquito y navegar como capitan de aquel barco de papel!.

Otras veces era yo un gigante que podia aplastar lo que se interpusiera en mi camino. Esto quisás motivado por las historias de Gulliver que me contaba mi padre. En una oportunidad, aprovechando que alguien dejó entre abierta la puerta que daba al patio, me escapé a jugar mientras llovía, era una sensación de libertad indescriptible, sentir las gotas de lluvia caer sobre mí, aquel enorme mar donde navegaba mi barquito, ahora estaba literalmente a mis pies. Por primera vez sentí la libertad de correr por el patio bajo la lluvia, saltando las posas de agua una tras otra.

Ahh!...creo que luego de esto estuve como una semana en cama con gripe. Con una tos que no se la doy a nadie y con la boca con sabor a yerbas con eucalipto y limón. En fin, lo mejor de todo fué que no tuve que ir al colegio durante toda esa semana y no me perdía las aventuras de Ultramán en la TV.

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